La vida cotidiana de los árabes en la Europa medieval by Charles-Emmanuel Dufourcp

autor:Charles-Emmanuel Dufourcp [Dufourcp, Charles-Emmanuel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 1978-01-01T00:00:00+00:00

Pues firmamos un pacto con este noble cuando éste contaba con esa esclava entre sus concubinas, tanto si le gusta como si no a esta mujer, él debe conservar el derecho a poseerla y disponer de ella como se le antoje o se le antojare en el futuro, siempre y cuando el pacto permanezca vigente. Muy distinto sería el caso si este noble hubiera osado tomar una musulmana después de concluido el pacto, ya que de esa manera hubiese violado la presente paz; pero no fue así: todo cuanto hace es limitarse a conservar lo que ya poseía cuando le concedimos el derecho de vivir libre con sus bienes y bajo nuestra protección[238].

Sin duda, al sellar el pacto el soberano andalusí omitió incluir la cláusula tradicional de restitución por parte de los «protegidos» de todos los esclavos musulmanes de que disponían. La historia es representativa de la distorsión de las legitimidades y del enfrentamiento de los derechos: el cristiano, culpable ante su Iglesia, estaba en su derecho desde el punto de vista del soberano musulmán.

La circuncisión

La lenta unificación de las costumbres y de la vida de cristianos y musulmanes se atiene al modelo árabe, como demuestra un acontecimiento inesperado: a partir del siglo IX, por lo menos en España, las autoridades islámicas deciden que los cristianos deben someterse a la circuncisión. Esta medida produce extrañeza: ¿se debió acaso a un afán de higiene? No parece probable. Quizá se trate de una especie de afrenta que consistiría en obligar a los cristianos a someterse a un rito musulmán. En cualquier caso, el obispado no protesta sino que, por el contrario, autoriza la circuncisión. Algunos prelados, como el obispo de Elvira-Ilíberis, incluso la ordenan[239]. El embajador de Otón el Germánico, cuando llega a Córdoba en el 954, queda sorprendido al comprobar que los cristianos de esta ciudad han sido circuncisos. Un siglo antes, el apologista Alvaro ya había mostrado su indignación por ello, no sin cierto énfasis:

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